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Algunos casos de hipospadias pueden volver a aparecer a los pocos meses de ser intervenidos, con la aparición de fístulas como contratiempo principal. Efectivamente se puede re-intervenir con buen pronóstico en la mayoría de los casos, pero siempre hemos de valorar el estado del paciente de forma cautelosa pues cada nueva intervención va sumando inestabilidad en los tejidos de la zona afectada. Hay que entrar a quirófano de nuevo después de un tiempo prudencial y analizando cuáles han sido las razones por las que no ha sido exitosa la anterior. Para ello, el conocimiento y la capacidad de análisis de un equipo experimentado como es nuestro caso son aspectos básicos a tener en cuenta por parte de los padres: es una cirugía que debe implementar un equipo médico de demostrada capacidad.
En España suele tener cobertura médica pública en el 100% de los casos por el servicio estatal o autonómico. Sin embargo, son muchos los padres que prefieren acudir a centros médicos privados (ya tengan seguro médico o no) sin importar el precio que pueda suponer un coste sobre la economía familiar, sobre todo guiados por dos razones: la primera, poder elegir el profesional médico, la segunda acortar los plazos de espera que a veces son algo dilatados. Ambos son importantes asuntos a tener muy en cuenta, puesto que la corrección de hipospadias depende mucho de la pericia y experiencia del cirujano para tener buenos resultados, y es una dolencia que necesita ser atendida en los primeros meses de vida del niño, con cierta urgencia, antes de los 15 meses.
Tras una intervención bien planificada y ejecutada, la faloplastia resultante deja el pene del pequeño sin ningún problema sexual o urinario presente o futuro, por lo que está perfectamente preparado para su desarrollo en la pubertad sin ningún tipo de secuela. Se pone de manifiesto, una vez más, la importancia de la elección del equipo quirúrgico, ya que es una operación muy sensible que de no ejecutarse de forma perfecta si podría generar contratiempos futuros.
Efectivamente, existe cierta predisposición por herencia genética familiar. Ello no quiere decir que en el 100% de los casos queda garantizado que su descendencia vaya a presentar esta anomalía, pero sí que tendrá alguna probabilidad de hacerlo. El Dr. Pedro López Pereira reputado urólogo que ha tratado en su larga experiencia a cientos de niños en el Hospital de La Paz de la Comunidad de Madrid, es el titular de nuestra Unidad Pediátrica y la persona que realiza todas las intervenciones y el seguimiento de los resultados.