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Las complicaciones por esta bacteria son raros pero pueden ocurrir como resultado de una bacteriemia (es decir, el paso de la bacteria a sangre), donde puede haber invasión de otros tejidos.
Como consecuencia, puede presentarse infecciones de la piel (en forma de pústulas dolorosas que sangran) o inflamación de las articulaciones (artritis infecciosa), que es frecuente en la rodilla o el tobillo y causa mucho dolor al intentar flexionar o extender las extremidades.
También, puede ocurrir inflamación de las meninges que rodean el cerebro y la médula espinal (meningitis) o infección del corazón (endocarditis).
Una sepsis gonocócica puede ser potencialmente mortal, aunque es raro que se llegue a ese extremo en países civilizados.
La gonorrea ocular se produce en adultos por auto - inoculación (al tocar los párpados con manos y dedos contaminados son secreciones purulentas de los genitales) o, en niños durante el nacimiento.
Por lo general, esta afección se presenta como una inflamación y enrojecimiento de los párpados y presencia de pus, pero puede complicarse cuando la bacteria alcanza la córnea.
El tratamiento comprende lavados oculares y administración de antibióticos.
Durante el nacimiento, una madre con gonorrea puede transmitir la enfermedad al niño, causando conjuntivitis neonatal y el resto de molestias oculares asociadas, al igual que los adultos.
El tratamiento de la conjuntivitis neonatal por neisseria gonorrhoeae es la aplicación de antibióticos (como la gentamicina), en gotas.