Mucho se ha hablado de las causas orgánicas de la impotencia sexual, pero lo cierto es que la mente también tiene una cuota de responsabilidad en el desarrollo de problemas de erección. Es la conocida como disfunción eréctil psicógena o de origen psicológico.
Durante las últimas décadas, los efectos que la testosterona produce en las personas han sido de gran interés tanto para la comunidad científica como para la sociedad.