Hide
Se ha observado una alta incidencia de daños renales (irreversibles, incluso) y de problemas de fertilidad masculina en pacientes que experimentaron infecciones urinarias pero que no recibieron o buscaron ayuda médica oportuna.
Los agentes patógenos pueden migrar de ubicación e invadir otros tejidos. Muchos de los cuales, pueden experimentar lesiones permanentes como lo son el epitelio seminífero de los testículos. Esto sucede raramente pero igual sigue teniendo relevancia.
Los riñones son otro órgano afectado, pudiendo presentar daños en el tejido encargado de filtrar la sangre de toxinas y sustancias de desecho, la corteza renal.
Otro problema de una infección urinaria mal tratada (o sin tratamiento) es el riesgo que se corre de que la bacteria o el hongo atraviese ciertas barreras naturales y llegue a la sangre, pudiendo depositarse en tejidos tan distantes como el cerebro, la médula espinal o la retina del ojo.
Lo recomendable es mantener abstinencia sexual al menos durante el periodo de administración del tratamiento, e incluso algunos días más.
Esto disminuye el riesgo de que la infección se extienda a otra localizaciones anatómicas o que, en el peor de los casos, el agente patógeno pueda infectar el trato urinario de la pareja.
- Mantener una ingesta adecuada de agua.
- Mantener una higiene aceptable del área genital.
- No consumir esteroides durante largo tiempo.
- No consumir antibióticos de forma indiscriminada.
Raros pero relevantes, los casos de síndrome de shock tóxico (SST) constituyen una seria complicación derivada del uso de tampones menstruales.
Este trastorno consiste en la exagerada colonización de bacterias de la especie staphylococus aureus (un habitante normal de la piel) dentro de tampones, produciendo toxinas con alto nivel patogénico que terminan desencadenando una respuesta inmune exagerada y descontrolada.