De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, existen más de 422 millones de personas con diabetes en todo el mundo con lo que cerca de una persona por cada diez, sufre esta enfermedad.
Existen diferencias en cuanto a la prevalencia y a los efectos que produce este trastorno entre hombres y mujeres. El 13,6 por ciento de los hombres y el 15,4 por ciento de las mujeres padecen diabetes mellitus tipo 2.
Determinar las repercusiones de la denominada prediabetes a mediano y largo plazo es difícil debido que el pronóstico del trastorno dependerá en gran medida del comportamiento del paciente y de la adopción de hábitos saludables.
Sin embargo, mejorar la actividad física, balancear la alimentación, disminuir el estrés y mantener controles médicos periódicos disminuye notablemente las posibilidades de pasar a un estado de diabetes tipo 2 propiamente dicha con todas las consecuencias que ellos acarrean.
En términos generales, la administración de insulina es la opción terapéutica clave en la diabetes tipo 1 (o insulinodependiente) y de forma extraordinaria en la diabetes tipo 2.
No obstante, este tratamiento es bastante delicado y requiere de supervisión médica dado la gran cantidad diferente de tipos de insulina, vías de administración, formas de metabolizarla y efectos posibles que producen.
Debido a los riesgos que se corren al realizar cirugías en pacientes diabéticos, estos procedimientos están contraindicados siempre que no sean indispensables.
A pesar de esto, las cirugías de bypass gástrico han sido asombrosamente útiles para tratar la obesidad en los pacientes con dificultades para bajar de peso o con gran predisposición a desarrollar alteraciones metabólicas más complejas como la diabetes.
Los tratamientos más utilizados para disminuir la disfunción eréctil en diabéticos y ayudar en el mantenimiento de la función sexual han sido la administración de fármacos retardantes (como el sildenafilo, el taladafilo o el vardenafilo) y el uso de bombas de vacío.
En los casos más severos, se indican implantes de pene.
La disfunción eréctil o impotencia masculina producida por diabetes no tendrá una resolución completamente exitosa hasta tanto no se mejore el estado clínico del paciente con el trastorno a través de hábitos saludables y ayuda médica.